Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche.
(Oscard Wilde)

miércoles, 23 de junio de 2010

Mi alma me habló

KHALIL GIBRAN (Extracto del Libro Pensamientos y meditaciones)

Mi alma me habló y me enseñó a amar lo que el pueblo aborrece y a proteger lo que denigra.

Mi alma me mostró que el amor se enorgullece no sólo del ser que ama sino también del amado.

Antes de que mi alma me hablara, en mi corazón el amor era como una delgada cuerda ajustada entre dos clavijas. Pero ahora el amor se ha transformado en un halo cuyo comienzo es su final y cuyo final es su comienzo. Rodea a todos los seres y se difunde lentamente hasta abrazar todo lo que existe.

Mi alma me advirtió y me hizo percibir la belleza oculta de la piel, la forma y el matiz. Me enseñó a meditar sobre lo que la gente llama feo hasta que aparece su verdadero encan­to y deleite.

Antes de que mi alma me aconsejara, para mí la belleza era una antorcha temblorosa entre columnas de humo. Ahora que se desvaneció el humo no veo sino la llama.

Mi alma me habló y me hizo oír voces que no pronuncian la lengua, la laringe ni los labios.

Antes de que mi alma me hablara yo no oía más que gritos y gemidos. Pero ahora, ansiosamente, puedo oír el silencio y escucho sus coros cantando los himnos de los tiempos y los cánticos del firmamento, que anuncian los secretos de lo oculto.

Mi alma me habló y me enseñó a beber el vino que no procede de lagares ni puede escanciarse de copas que puedan levantar las manos ni tocar los labios.

Antes de que mi alma me hablara, mi sed era como una chispa confusa escondida bajo las cenizas que pueda apagar un sorbo de agua.

Mi alma me habló y me enseñó a tocar lo que aún no se ha encarnado; ella reveló que todo lo qúe tocamos es parte de nuestro deseo.

Pero ahora mis dedos se transformaron en bruma que penetra en lo que se ve del universo y se confunde con lo invisible.

Mi alma me enseñó a aspirar el perfume que no emiten el mirto ni el incienso. Antes de que mi alma me hablara yo deseaba aspirar la fragancia del perfume en los jardines, en los frascos o en los incensarios.

Pero ahora puedo gustar del incienso que no se quema como ofrenda en sacrificio. Y lleno mi corazón con una fra­gancia que ninguna brisa condujo a través del espacio.

Mi alma me habló y me enseñó a decir "Estoy listo" cuando lo desconocido y el peligro me llaman.

Antes de que mi alma me hablara yo no respondía a ninguna voz, salvo a la del pregonero que conocía, y sólo caminaba por el sendero cómodo y fácil.

Ahora lo desconocido es un corcel que puedo montar para conocerlo, y la llanura se volvió escalera y por sus peldaños trepó a la cima.

Mi alma me habló y me dijo: "No midas el tiempo dicien­do: Hubo un ayer y habrá un mañana."

Antes de que mi alma me hablara creía que el pasado era una época que nunca volvería y que el futuro nunca podía ser alcanzado.

Ahora me doy cuenta de que el presente contiene a todo tiempo y que en el se encuentra todo lo que puede esperar­se, todo lo realizado y todo lo cumplido.

Mi alma me habló exhortándome a no limitar el espacio diciendo: "Aquí, allí, allá."

Antes de que mi alma me hablara yo sentía que por cualquier parte que caminaba estaba lejos de todo otro espa­cio.

Ahora comprendo que en cualquier lugar que esté se encuentran todos los lugares y que la distancia que camino abarca todas las distancias.

Mi alma me enseñó a estar despierto mientras otros duermen y a entregarme al sueño cuando otros están en movi­miento.

Antes de que mi alma me hablara yo no distinguía sus sueños al dormirse ni ellos advertían mis fantasías.

Ahora yo nunca zarpo en el buque de mis sueños a menos que ellos me vigilen, y ellos nunca se remontan por el cielo de sus fantasías a menos que yo las comparta en su libertad.

Mi alma me habló y dijo: "No te alegres con el elogio y no te angusties con el reproche."

Antes de que mi alma me aconsejara yo dudaba del méri­to de mi trabajo.

Ahora me doy cuenta de que los árboles florecen en primavera y dan sus frutos en verano sin esperar elogio, y dejan caer sus hojas en otoño y quedan desnudos en invierno sin temor al reproche.

Mi alma me habló y me hizo ver que no soy más que el enano ni menos que el gigante.

Antes de que mi alma me hablara yo veía a la humanidad dividida en dos clases de hombres: una débil, de la que me compadecía, y una fuerte, a la que seguía o resistía desa­fiante.

Pero ahora aprendí que soy como ambos y estoy hecho de los mismos elementos. Mi origen es su origen, mi con­ciencia es su conciencia, mi pretensión su pretensión y mi peregrinaje su peregrinaje.

Mi alma me habló y me dijo: la linterna que llevas no es tuya y la canción que cantas no fue compuesta en lo profun­do de tu corazón, porque aunque sostengas la luz no eres la luz, y aunque seas un laúd con las cuerdas tensas no eres el ejecutante.

Mi alma me habló, hermana, y me enseñó muchas cosas. Y tu alma también te ha hablado y también te ha enseñado. Porque tú y yo somos uno y no hay diferencia entre noso­tros, salvo que yo haya proclamado lo que hay en mi ser íntimo, mientras tú lo guardas como un secreto de tu inti­midad. Pero en tu reserva hay una especie de virtud.


ViT@MiNaS PaRa eL AlmA®
Dra.
Gladys Bessi
REIKI MASTER USUI
MAGNIFIED HEALING MASTER
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martes, 22 de junio de 2010

Malva fina




En la huerta de Mercedes,
que da su olor desde lejos,
lo que su dueña más quiere
y mima es la “malva fina”.

No la ves sino abajándote,
es persona escabullida,
¡para qué se ha de mostrar
si a tres pasos se adivina,
y la brisa más delgada
su nombre susurra y mima
y su aliento dice y dice
«malva fina», «malva fina»!

—Ya, ya, pero si la cojo,
también tú por ella gritas.

—Tómala, pero en poquito.
A ella la hicieron esquiva
y cuando la manosean,
se duele como una niña.

—¡Un solo gajito, uno!

—¡Cómo huele la bendita!


Gabriela Mistral

lunes, 21 de junio de 2010

El vestido nuevo



De “El cántaro fresco”

Creo a veces que las plantas son como las mujeres: les gusta cambiar de traje. Por eso en Otoño arrojan al suelo todas sus hojas amarillas y en Primavera se cubren de brotes brillantes. ¡Es que, de veras, es tan lindo ponerse un vestido nuevo! Y las acacias se adornan de moños blancos, los aromas de lunares de oro, los plátanos de borlitas verdes y los miosotis, como "Piel de Asno", le piden al hada de las flores un vestido hecho de cielo. ¡Hasta los cardos, tan ásperos, sienten despertar su coquetería y se prenden entre las duras greñas un penacho azul! ¡Me río yo de los botánicos que quieren explicar gravemente los fenómenos de la florescencia y de la vegetación! ¡Si al brotar y al florecer las plantas no obedecen a otro impulso más que al deseo de ponerse un bonito vestido nuevo! Por eso, también, crecen con preferencia en torno de las acequias, de los estanques, de los arroyuelos: para tener un espejo en que mirarse.

Juana de Ibarborou
Imágen Marisa Terrón

sábado, 19 de junio de 2010

Que eso nos baste

Copio del blog "Sureando" esta preciosa entrada. Tal cual. Sorry...

En la isla a veces habitada de lo que somos,
hay noches, mañanas y madrugadas
en que no necesitamos morir.
En ese momento sabemos todo lo que fue y será.

El mundo se nos aparece explicado definitivamente
y entra en nosotros una gran serenidad,
y se dicen las palabras que la significan.

Levantamos un puñado de tierra
y la apretamos en las manos. Con dulzura.
Allí está toda la verdad soportable:
el contorno, la voluntad y los límites.

Podemos en ese momento decir que somos libres,
con la paz y con la sonrisa de quien se reconoce
y viajó alrededor del mundo infatigable,
porque mordió el alma hasta sus huesos.

Liberemos sin apuro la tierra donde ocurren milagros
como el agua, la piedra y la raíz.
Cada uno de nosotros es en este momento la vida.
Que eso nos baste.

(Saramago)
Imágen Colin Fraser

viernes, 4 de junio de 2010

El silencio habla

Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.


Tu sentido más interno de ti mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ése es el Yo Soy que es más profundo que el nombre y la forma. La quietud es tu naturaleza esencial.


¿Qué es la quietud?

El espacio interno o conciencia en el que las palabras de esta página son percibidas y se convierten en pensamientos. Sin esa conciencia, no habría percepción, ni pensamientos, ni mundo.

Tú eres esa conciencia, disfrazada de persona.

El equivalente del ruido externo es el ruido interno del pensamiento.

El equivalente del silencio externo es la quietud interna.

Cuando quiera que haya silencio a tu alrededor, escúchalo.

Esto significa que, simplemente, has de darte cuenta de él.

Préstale atención.

Escuchar el silencio despierta la dimensión de quietud dentro de ti, porque sólo la quietud te permite ser consciente del silencio.
Observa que en el momento de darte cuenta del silencio que te rodea, no estás pensando.

Eres consciente, pero no piensas.
Cuando te das cuenta del silencio, se produce inmediatamente ese estado de serena alerta interna.

Estás presente.

Has salido de miles de años de condicionamiento colectivo humano.


Mira un árbol, una flor, una planta.

Deja que tu conciencia descanse en ellos.

¡Qué quietud manifiestan, qué profundamente enraizados están en el Ser!

Permite que la naturaleza te enseñe la quietud.Cuando miras un árbol y percibes su quietud, tú mismo te aquietas.

Conectas con él a un nivel muy profundo.

Te sientes unido a cualquier cosa que percibes en y a través de la quietud.

Sentir tu unidad de ti mismo con todas las cosas es verdadero amor.

El silencio ayuda, pero no es necesario para hallar la quietud.

Aunque haya ruido, puedes sintonizar con la quietud subyacente, el espacio en el que surge el ruido.

Ese es el espacio interno de pura conciencia, la conciencia misma.
Puedes darte cuenta de que la conciencia es el trasfondo de todas tus percepciones sensoriales, de toda tu actividad mental.

Siendo consciente de la conciencia surge la quietud interna.

Cualquier ruido molesto puede ser tan útil como el silencio.

¿Cómo?

Abandonando tu resistencia interna al ruido y permitiendo que sea como es; esa aceptación también te lleva al reino de paz interna que es quietud.

Cuando aceptas profundamente este momento tal como es -tome la forma que tome-, estás sereno, estás en paz.


Presta atención a la pausa: la pausa entre dos pensamientos, al breve y silencioso espacio entre las palabras de una conversación, entre las notas de un piano o de una flauta, o al breve descanso entre la inspiración y la espiración.
Cuando prestas atención a esas pausas, la conciencia de «algo» se convierte simplemente en conciencia.

Surge de dentro de ti la dimensión informe de pura conciencia y reemplaza la identificación con la forma.

La verdadera inteligencia actúa silenciosamente. Es en la quietud donde encontramos la creatividad y la solución a los problemas.

¿Es la quietud tan sólo ausencia de ruido y contenido?

No; es la inteligencia misma: la conciencia subyacente de la que nace toda forma. ¿Y cómo podría eso estar separado de quien tú eres?

De allí salió la forma que crees ser, y lo que la sustenta.

Es la esencia de todas las galaxias y de las hojas de hierba; de todas las flores, árboles, pájaros, y de todas las demás formas.

La quietud es la única cosa de este mundo que no tiene forma.

Pero en realidad no es una cosa, y tampoco es de este mundo.

Cuando miras un árbol o un ser humano desde la quietud, ¿quién está mirando? Algo más profundo que la persona.

La conciencia está mirando a su creación.

En la Biblia se dice que Dios creó el mundo y vio que era bueno.

Eso es lo que ves cuando miras sin pensamiento, desde la quietud.

¿Necesitas más conocimiento?

¿Crees que más información, u ordenadores más rápidos, o más análisis científicos e intelectuales van a salvar al mundo?

¿No es sabiduría lo que más necesita la humanidad en estos momentos?

Pero ¿qué es la sabiduría? ¿Dónde se encuentra?

La sabiduría viene cuando uno es capaz de aquietarse.

Sólo mira, sólo escucha.

No hace falta nada más.

Aquietarse, mirar y escuchar activa la inteligencia no conceptual que anida dentro de ti. Deja que la quietud dirija tus palabras y tus acciones.

El Silencio Habla
Título Original: "Stillnes Speaks"


ViT@MiNaS PaRa eL AlmA®
Dra. Gladys Bessi
REIKI MASTER USUI
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jueves, 3 de junio de 2010

Celebra la vida!


Celebraba la vida de cualquier modo,
festejando lo bello de cada cosa:
¡era una tierra fértil para él, el lodo…
y los malvones siempre olían a rosas…!

Celebraba la vida donde estuviese…,
y si era en una cama de un hospital,
¡saboreaba las sopas como si fuesen
manjares de un banquete fenomenal…!

Celebraba la vida de todas formas…,
cualquiera sea la cosa que se presente…,
como si se guiara por una norma:
¡vivir en el momento únicamente…!

Los demás lo miraban con extrañeza;
mayoritariamente no lo entendían;
no comprendían las causas de su rareza…,
¡pero en sus corazones le agradecían…!

Porque, sin proponérselo, les mostraba
que el mundo –en apariencia inmodificable-
¡estaba en la mirada del que miraba!,
y era –como la arcilla-,

¡siempre maleable…!

Y que podía la aurora ser aún más bella…
Y podían los ocasos ser aún más rojos…
Y podía haber más brillo en las estrellas…
¡cuando ya la hermosura está en los ojos…!

Poema de: Jorge Oyhanarte